Poesía Quechua/Poesía en Quechua
Si hay una divergencia capital sobre
la legitimidad de la poesía quechua es si su esencia debe constreñirse a ser enjuiciada
sólo a partir de un conocimiento profundo del idioma o si a su reconocimiento le
debe preceder una necesaria filiación
de la obra original, filiación capaz de excluir toda influencia castellana que implique
negación de la posibilidad lírica precolombina como tal. A simple vista, un
asunto resumido a semanticidad vs.
historicidad, en pos de materialidad.
Ambas posturas, la una, arraigada en el purismo etnocentrista, es cómplice involuntaria
de la otra: la filiación como pretexto vertebral de la ortodoxia científica
filológica y paleográfica, y articulan en su acalorado disenso un espejismo tautológico
por sobre la alteridad del lenguaje en tanto actividad creadora.
Ante todo, la poesía quechua
existe. Sin una intervención exitosa de la arqueología, es sabido que la ‘filiación’
de cualquier obra lírica quechua es un irrealizable debido a la pérdida irreparable
de los archivos incaicos –los khipus (pese a no constituir un sistema de escritura propiamente dicho)–
y a la sistemática invisibilización de la lengua
general del Perú desde los tiempos de la Conquista por la fuerza
y por el prejuicio; una invisibilización apenas combatida por una exigua
comunidad de estudiosos de la cultura e idioma quechuas en oposición a lo que
más tarde podría pretenderse oficializar como una de las llamadas données, los «hechos dados» de la
historia: objetar toda función literaria
del idioma y, por ende, ilustración
en la cultura quechua.
Aún
dando por cierto el hecho de que no había un sistema de escritura, es innegable
el desarrollo un “arte verbal” complejo en la cultura incaica, en el que se han
encontrado manifestaciones literarias que, dentro de las distinciones occidentales,
corresponderían a los géneros épico, dramático y lírico; todas ellas
profundamente vinculadas a la música. De esa forma, el quechua,
específicamente entendido como tradición
cultural, como lenguaje, confirma ser actividad cultural infinita al mismo tiempo
que forma de cultura y esencia de la misma. Ergo, el idioma y la cultura
incaicos existen por sí mismos y su alteridad no requiere mayor reconocimiento
oficial que surja del conocimiento moderno. Enquistado, bracea el frenético debate
en busca del trazado de una frontera complaciente, a lo más, entre poesía quechua y la poesía en quechua.
¿Tradición oral o literatura verbal?
Hablar
de lírica quechua supone necesariamente superar la tesis de que este idioma
fuera originalmente tan rudo como primitivo, inapropiado para servir de
vehículo a la expresión de la belleza -Jesús Lara dixit. Supone, también, aceptar la carencia "de un estatuto que otorgase una específica autonomía estética a las manifestaciones literarias" precolombinas, a decir de José Miguel Oviedo. El lenguaje poético de la canción
y la poesía quechua es un lenguaje en su plenitud funcional. Aún bajo la
especial concesión de que fuese implícitamente “arte verbal”, la poética en el
quechua obra más allá de los recursos advertibles en los idiomas de occidente
merced al conjunto de especiales cualidades que posee el idioma en cuanto a
plasticidad y flexibilidad (máxime si el decir
en quechua implica una acción gestual propia de lo dicho). Desde esa perspectiva, es imperativo un conocimiento
profundo del idioma quechua para acceder a las prestancias sui generis de su espíritu y su poética. Demás está decir que el objeto de estudio no se acomoda al
investigador.
Al respecto, Jesús Lara acierta a
decir: “la ignorancia del idioma ha sido en todo tiempo un serio obstáculo para
un enjuiciamiento razonable del pueblo incaico, principalmente de su cultura”.
Y las especiales circunstancias del pueblo y la cultura quechuas no han sido
precisamente benignas para el cultivo y la supervivencia de su lírica salvo
sino en la tradición oral. Más aún, obras nacidas de la necesidad catequista de
La Conquista
como las de Antonio Ricardo (Doctrina
Cristiana en quichua y aymara, 1548) y Domingo de San Tomás (La Gramática y arte de la lengua general del Perú,
1560), de imperfectas gramáticas y vocabularios insuficientes, fueron
publicadas sin pretender ni lograr acercamientos a las cualidades sustantivas
del runasimi, sino como un instrumento
“inmediato de imposición del señorío de la cruz”. Pálidos intentos como los del
Inca Garcilazo de la Vega
en sus Comentarios Reales por incluir
referencias de literatura incaica tampoco mellan el consenso de las crónicas
oficiales. Mucho más valiosa para la tesis oral resulta la información ofrecida
por el indígena Concolorcorvo en El
lazarillo de Ciegos Caminantes cuando denuncia la idolatría sobreviviente
entre los suyos, puesto que ella se conserva en la antigua tradición “por medio
de su idioma en cuentos y cantares, como ha sucedido en todo el mundo”.
Arte y literatura quechua
Considero que el esfuerzo por
comprobar la literatura quechua como creación auténtica, no implica ir más allá
de la impresión que se experimenta
ante el poema mismo. Es lo percibido
lo hace que gane la sabiduría del conocimiento propio y la aprobación académica
no limita su goce. La aprobación académica pierde de vista, por exceso de celo,
el efecto multiplicador del recurso de la traducción y la exposición. La
cultura de hoy es una cultura de recursos; y es impensable acudir, inclusive, a
la excusa de la mala traducción para no cogitarla o negar su sensibilidad y
comunicabilidad como arte. Y el arte no subordina su belleza ni a la bondad ni
a la verdad.
En ese sentido, si bien el arte
surge directamente de las complejidades de la cultura que la produce, la poesía
quechua es, llanamente, como literatura
verbal –como toda literatura– un genuino acto de libre y generosa
transformación de símbolos de importancia personal en símbolos de importancia
universal. Lo anterior supone superar
también la creencia de que sólo en las sociedades con escritura puede haber
literatura. Afirmar lo contrario equivaldría a desconocer la fuerza de la idea
que precede a su trascripción. Articular un dogma excluyente del arte
vinculado al etnocentrismo equivale a retroceder en la historia. Prefiero, con
sencillez, asumir el arte –en este especial caso, la poesía quechua– como
expresión de la imaginación humana y su universalización como efecto del
acogimiento, y no de un juicio académico oficial, socializado (máxime si las no
ambiciones de universalización del poeta originario y de la poesía quechua, por
sí misma, han dificultado terriblemente la tarea favorita de los críticos:
asignarle un papel en la literatura universal).
Pienso que toda forma de arte
celebra legítimamente, con determinación, la vida. Cualquier intento arrogante
de invisibilización de la lírica quechua o la lírica en quechua palidece por completo ante el cómo la
antropología, la lógica, la psicología y la sociología se entremezclan con lo
que hoy intrínsecamente reconocemos como arte.
Como ejemplo, elijo un poema de
particular belleza, el wawaki (canto
dialogado, se presume entonado en las fiestas
de la luna por coros juveniles) “Porque
eres estrella”, traducido por Jesús Lara en 1945, en el cual es patente un exquisito
manejo del lenguaje.
PORQUE ERES ESTRELLA
Los príncipes
Porque eres estrella
¡Sí!
fulguras de noche,
¡Sí!
pues bajo el fuego del sol
¡Sí!
en vano de busco.
Las princesas
Si soy estrella,
¡No!
abre el corazón
¡No!
y bajo el fuego del sol
¡No!
entorna los ojos.
¡No!
Los príncipes
Sólo a la luz de la luna
¡Sí!
llamarme simulas,
¡Sí!
y cuando me acerco
¡Sí!
te truecas en nieve.
¡Sí!
Las princesas
Y al llamarte simulo
¡No!
presuroso acude,
¡No!
si me trueco en nieve
¡No!
échame tu fuego.
Los príncipes
Si me crees rocío,
¡No!
tus labios acércame.
¡No!
Aunque sea un desatino,
¡No!
no pierdas mi rastro.
¡No!
Como Jorge Luis Borges, me siento
honrado por la literatura que alcancé a leer y al respecto de la poesía
quechua, tengo una poderosa razón personal para eximirme, al promoverla, de acudir
a cualquier justificativo etnocentrista, filológico, o de crítica artística
reivindicatoria. Simplemente hago mías las palabras de William Gass: “Mi objetivo
particular es que sea amada porque es bella en sí misma”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario